La leyenda del Monstruo del Lago Ness continúa. Un estudio llevado a cabo por el equipo The Super Natural History, liderado por el profesor de la Universidad de Otago Neil Gemmell, no ha sido capaz de determinar la naturaleza de la misteriosa criatura que la leyenda ubica en el lago escocés.
Después de recoger hasta 250 muestras -a una profundidad máxima de 200 metros- a lo largo de un año, The Super Natural History no ha encontrado restos de ADN de una especie desconocida, por lo que no ha podido ofrecer una respuesta esclarecedora a propósito de la mítica criatura. Así lo ha desvelado el profesor esta mañana en una multitudinaria rueda de prensa en el Centro Loch Ness (Drumnadrochit, Inverness).
El grupo liderado por Gemmell baraja tres opciones para explicar la leyenda y los miles de avistamientos de Nessie: que se trate de una rara aparición en el lago de un esturión, que estemos ante un ejemplar superviviente de siluro europeo -supuestamente introducido por el ser humano, “aunque no haya evidencias de ADN en las muestras”- o que pudiera ser un ejemplar extraño de anguila europea que se hubiera quedado atrapado en el cauce del río Ness y en su lago homónimo.
Gemmell, en su comparecencia ante los medios de comunicación, ha admitido que “no hay muestras de ningún tipo de ADN” que pueda coincidir con la descripción del reptil parecido al plesiosauro dentro del lago, descartando totalmente la idea que pudiera tratarse de un ejemplar de esta especie jurásica extinguida, como comúnmente es descrito y puede verse en las tiends de recuerdos de toda Escocia. El especialista ha comparado las muestras obtenidas con el ADN correspondiente a 300 especies.
Gemmell ha señalado que es importante el avance de la tecnología y el uso que se le ha dado al método de análisis para este estudio, la secuencialización del ADN medioambiental -environmental DNA (eDNA) en inglés-, ya que es capaz de determinar la existencia de la biodiversidad del medio mediante los restos, rastros, que los seres vivos dejan en su existencia, como piel, escamas o secreciones, independientemente del tiempo y momento en el que se hayan generado y depositado. Las muestras han sido recogidas a profundidades de 50, 100 y 200 metros, con el fin de ubicar todo tipo de posibles especies en un lago que tiene 37 kilómetros de longitud y 7 billones de metros cúbicos de capacidad.
“¿Podría ser que haya un monstruo en Loch Ness?, no lo sé. Nosotros no lo hemos encontrado”, ha declarado el científico, dejando que la leyenda de Nessie sobreviva.
En la búsqueda de la criatura se han llegado a utilizar submarinos, radares, sónares, pruebas de triatlón e incluso el Gobierno de Margaret Thatcher, en 1979, propuso utilizar delfines americanos. Ninguno de estos métodos produjo el resultado deseado.
La leyenda de Nessie comenzó en el año 565 d.C, cuando un monje de origen irlandés, Columba de Iona, viajó hasta territorio picto. Según recoge su biografía, una criatura se disponía a atacar a un bañista del lago cuando Columba intervino ordenándole que “no volviera jamás”. Desde entonces, sólo unos pocos afortunados habrían tenido la oportunidad de avistarla.
La existencia del Monstruo vinculada a la cultura celta responde a la descripción de water horses en inglés o each-uisge en gaélico, los llamados espíritus del agua. Criaturas con forma de caballo de una belleza increíble, que al igual que las sirenas, tenían el poder de atraer a los seres humanos.
Nessie ha llegado incluso a formar parte de la propaganda de la II Guerra Mundial, cuando según el periódico italiano Popolo d’Italia un piloto de guerra del ejército de Benito Mussolini acabó con ella durante un bombardeo, dejando su cadáver flotando en la superficie del lago.
El número de supuestos avistamientos supera el millar, y algunos de ellos han sido a través de las nuevas tecnologías, como una webcam que vigila
la masa de agua. El último se produjo el pasado 7 de agosto por parte de una ciudadana china. Muchos de ellos se descubrieron fakes tremebundos, como la mítica foto de un juguete submarino.
Al cargo del registro está el señor Gary Campbell, de 54 años, quien cuenta a EL MUNDO que hace 23 vio “algo en el lago, parecido a una pequeña orca negra que salía del agua durante unos segundos. Sucedió dos veces de forma sucesiva, muy rápido”, relata en conversación telefónica.
Campbell revela que “no hay un patrón en todos estos avistamientos, pero sí que hay elementos comunes” en ella. Como por ejemplo, que las criaturas vistas cuentan con “una joroba o una giba, o la cabeza por encima del nivel del agua, sobresaliendo”, y que cuando más se producen “son durante la época de primavera y verano”, cuando más luz solar hay en la región de la Highland, cuya capitalidad reside en la ciudad de Inverness. “En lo que llevamos de año llevamos, al menos, un avistamiento al mes”, destaca el registrador oficial de Nessie. “Es muy inusual”.
Muchos de estos avistamientos pueden explicarse como espejismos, objetos que se magnifican a consecuencia de la anormal refracción en un agua lúgubre y turbada. El fenómeno de la refracción es provocado por la inversión térmica y tiene lugar sobre todo en las estaciones de primavera y verano, cuando, por la latitud en la que está ubicado el lago, la cantidad de horas de luz llegan a superar la quincena.
El profesor Gemmell no cree en el monstruo, “pero puede que exista”. “Me gustaría constatar que estoy equivocado”, ha afirmado. No cree que la leyenda haya acabado en absoluto y afirma que “la gente va a seguir creyendo, buscándola y viendo cosas aquí”. Se ha escrito una nueva página sobre la mística criatura, que se podrá ver en formato documental The Loch Ness Monster. New Evidence, el próximo 15 de septiembre en Discovery Channel (Reino Unido).
Nessie, como se conoce popularmente al animal fabuloso cuya mito atrae todos los años a cientos de visitantes de todo el mundo a tierras escocesas, pudo ser una gran “idea publicitaria” del dueño de un circo al ver uno de sus elefantes bañarse en ese lago.
Ésa al menos fue la teoría que presentó en 2006 Neil Clark, paleontólogo del Hunterial Museum de la Universidad de Glasgow (Escocia) en el boletín científico Open University Geological Society Journal.
Según Clark, que dedicó dos años a investigar la leyenda tejida en torno al famoso monstruo, en 1933, el año en que se vio por primera vez en tiempos modernos a Nessie, el empresario circense ofreció 20.000 libras de entonces a quien lograse capturar a ese animal para su circo londinense.
“La mayoría de las (supuestas) visiones (del monstruo) se produjeron en 1933, cuando se completó la carretera A82 que discurre al oeste del lago de Ness”, explicó entonces Clark. Muchas de esas imágenes corresponden a troncos flotantes o a olas, pero a partir de 1933 hay testigos que dicen haber visto una criatura del color gris de un elefante con un largo cuello y una especie de joroba.
Clark reconoció, sin embargo, que su teoría no explica supuestas apariciones anteriores -la primera data del siglo VII- o posteriores del monstruo, por lo que nunca se sabrá realmente todo lo que esconden las aguas de ese lago. “Estoy seguro, sin embargo, de que no se trata de ningún animal prehistórico”, afirmó.