Si en Marte hay vida, quizá sea por nuestra culpa…

El primer aparato espacial creado por el hombre alcanzó en 1971 la superficie de Marte. Desde que lo lograse la sonda soviética Mars-2, han pasado por allí 13 aparatos. El último, la sonda estadounidense InSight, en 2018. Ninguno halló vida y hay quien dice que esto es imposible. Lo más probable es que Marte ya esté habitado… por nuestra culpa.

C BY 2.0 / NIAID / Methicillin-Resistant Staphylococcus aureus (MRSA) Bacteria

“Si los periodistas me preguntan si hay vida en Marte, yo les respondo que ya la hay. Es imposible esterilizar los aparatos espaciales completamente. Un alto nivel de esterilización, por lo que yo sé, alcanza a unos cuantos cientos de microorganismos por metro cuadrado. Está claro que hay y bien vivos”, ha explicado el astrofísico ruso Borís Shustov, director del Instituto de Astronomía de la Academia de Ciencias de Rusia, durante un simposio.

Las palabras del astrofísico confirman las últimas investigaciones internacionales. Un grupo de microbiólogos analizó en 2014 muestras tomadas de la pantalla térmica y de los instrumentos a bordo de la Curiosity justo después de que desinfectasen la sonda. El estudio sacó a la luz que 65 tipos de bacteria habían sobrevivido a la esterilización, lo que significa que viajaron al espacio a bordo de la Curiosity.

No se sabe si los microorganismos alcanzaron el planeta rojo con la sonda en agosto de 2012 pero, teniendo en cuenta la capacidad que tienen de sobrevivir a las circunstancias más duras, las probabilidades de que alcanzasen Marte son bien altas. En los experimentos que se han practicado, estas bacterias lograron sobrevivir a la radiación ultravioleta —que posee una importante acción bactericida—, al ambiente seco, al frío y a niveles extremos de acidez. Y lo más curioso es que una parte importante sobrevivió gracias a sus poderosas membranas y a que se adaptaba a las nuevas condiciones a tiempo modificando su metabolismo.

Si de verdad todos esos microorganismos lograron alcanzar la superficie de Marte, en el planeta rojo los esperan las mismas condiciones. La temperatura media no sube de los —55 grados centígrados, no hay precipitaciones ni agua en estado líquido, y la presión atmosférica es 160 veces superior a la de la Tierra. Y el suelo marciano contiene percloratos peligrosos: un veneno que mata todo lo vivo.

Un equipo de científicos de la Universidad de California afirmó en 2005 que había varios tipos de bacterias terrestres que se alimentaban de percloratos. En 2011, un grupo internacional de investigadores llevó a cabo un experimento. Los líquenes de ‘xanthoria elegans’ que habitan los Alpes a 3.500 metros de altitud los expusieron a unas condiciones cercanas a las marcianas. Reprodujeron la temperatura, la composición atmosférica, el suelo, la presión y la radiación solar. Los líquenes no solo duraron 34 días en esas condiciones, sino que siguieron haciendo la fotosíntesis. Se protegieron de los efectos nocivos de la radiación ultravioleta.

Los ‘carnobacterium extremophiles’ también pueden decir que son posibles colonizadores de Marte. En los experimentos que se han realizado, estos microbios han sobrevivido a temperaturas y presiones muy bajas: 144 veces más bajas que en la Tierra. Una de las cepas, la WN 1359, resultó estar mejor en condiciones cercanas a las de origen marciano que en temperaturas, presiones y niveles de oxígeno terrestres. También pasó lo mismo con las ‘arquea metanógena‘, capaces de vivir en ambientes sin oxígeno y de generar metano.

Los científicos también han congelado en varias ocasiones varias especies de ‘methanothermobacter wolfeii’, de ‘methanobeacterium formicicum’, de ‘methanosarcina barkeri’ y de ‘methanococccus maripaludis’ y han dejado que se descongelen para imitar las condiciones en la superficie del planeta rojo. Los organismos hacían frente también a una gravedad 160 veces inferior a la terrestre. En esas condiciones siguieron creciendo y alimentándose.

La primera vez que se halló metano en Marte fue en 1969. Fue relevante porque se considera que el metano es uno de los indicadores de la existencia de vida. En nuestra atmósfera, casi todas las reservas de este gas son de origen biológico, de hecho. Es un gas que también puede surgir de una erupción volcánica o de la descomposición de los residuos de las plantas.

A día de hoy, una parte de la comunidad científica defiende que el origen de ese metano marciano no proviene de algo orgánico, si bien no se tiene constancia de que existan volcanes activos en el planeta. Aunque también es cierto que una fuente de metano puede ser también los clatratos de gas —compuestos especiales con moléculas de metano bajo la corteza marciana—.

Otra parte de la comunidad científica se inclina por creer que ese metano es el resultado la actividad de organismos vivos. Pueden ser marcianos o pueden ser aquellos que hayamos enviado nosotros mismos desde la Tierra.

Apoya la primera teoría el hecho de que se hayan encontrado estructuras orgánicas terrestres parecidas a las esteras bacterianas de los primeros años de vida de nuestro planeta. Los partidarios de la segunda recuerdan que cuando se enviaron los primeros vehículos enviados a Marte en la década de los 70 no se le dio mucha importancia a la esterilización.

El director del laboratorio de diagnóstico activo del departamento de física planetaria y de cuerpos menores del sistema solar de la Academia de Ciencias de Rusia, Georgui Managadze, ha dicho a Sputnik que no excluye la posibilidad de que se hayan llevado a Marte formas de vida terrestres.

“¿Por qué no? Nuestros microbios pueden estar perfectamente allí (…) Y si al final en Marte había vida, será difícil distinguirla de la de la Tierra”.

Sputnik