¿Por qué vemos la Luna durante el día?

Si las condiciones climáticas lo permiten y si no hay demasiados obstáculos alrededor, lo habitual es ver cómo la Luna y el Sol coinciden en el cielo.

Un atardecer en el que la Luna y el Sol se pueden observar a la vez en el cielo. / iStock

Aunque solemos asociar el día con el Sol y la noche con la Luna, en realidad la presencia de nuestro satélite en el cielo diurno es muy frecuente. Si las condiciones climáticas lo permiten y si no hay demasiados obstáculos alrededor, lo habitual es ver cómo la Luna y el Sol coinciden en el cielo.

Desde la Tierra vemos que día tras día el Sol sale por el este (al amanecer) y se pone por el oeste (al atardecer). Lo mismo sucede con la Luna: sale por el este y se pone por el oeste. Lo interesante es que, como consecuencia de los movimientos de la Tierra y de la Luna, ésta sale cada día 51 minutos más tarde que el día anterior. Esto es crucial para entender la coincidencia de ambos astros en el cielo.

El ciclo lunar inicia con la luna nueva. En esta fase no vemos la Luna en el cielo, ni de día ni de noche, porque el Sol está iluminando la cara que permanece oculta. En cuanto la Luna avanza un poco en su trayectoria alrededor de la Tierra, empieza a verse una ligera franja de su superficie. Entonces, es posible verla de día saliendo casi a la vez que el Sol y permaneciendo muy cerca de él, siempre por detrás, en su recorrido por el cielo diurno. Como cada día saldrá más tarde, su posición en el cielo de día estará cada vez más alejada de la del Sol. En su avance hacia la fase de cuarto creciente, la Luna se va quedando cada vez más atrasada con respecto al Sol y, por ello, se verá más tiempo de noche que de día.

Con la llegada de la luna llena, el retraso entre las salidas del Sol y la Luna es tal, que ya no coinciden en el cielo diurno. A cambio, podremos ver una espectacular luna llena por la noche. Después, en su camino hacia la fase de cuarto menguante, la Luna y el Sol coinciden de nuevo en el cielo, pero ahora la Luna es la que va por delante. Irán coincidiendo cada vez más tiempo en el cielo, mientras el Sol sale y la Luna está ya por ocultarse. Poco a poco, la luna se irá acercando al Sol en el cielo a media que su silueta iluminada adelgaza. Con la llegada de una nueva luna nueva, el ciclo comienza de nuevo.

Como ves, en realidad, son pocos los momentos en que no podemos ver la Luna de día: cuando hay luna llena o luna nueva. El resto de los días podemos ver la Luna de día, muy cerca del Sol y muy delgada en los días cercanos a la Luna nueva y más alejada del Sol y más llena en los días cercanos a la Luna llena.

Tanto las fases de la Luna como la existencia de eclipses son fenómenos relacionados con dos hechos. Por un lado, estamos viendo el movimiento aparente del Sol y la Luna desde nuestra perspectiva en la Tierra. Por otro lado, cada uno de estos tres cuerpos celestes se mueve continuamente. Los tres rotan alrededor de sí mismos y, además, la Luna se mueve alrededor de la Tierra y la Tierra (y, con ella, la Luna) alrededor del Sol.

Fases de la Luna

Las diferentes configuraciones que adquiere el sistema Luna-Tierra-Sol como consecuencia de sus movimientos producen el ciclo lunar, que dura casi 29 días. Es decir, una persona que esté mirando al cielo desde un lugar concreto verá cómo la Luna tarda alrededor de 29 días en volver a la misma fase de partida.

La Luna no emite su propia luz, como lo hacen el Sol o cualquier otra estrella, sino que refleja la luz que le llega del Sol. Entonces, la posición en la que esté la Luna con respecto a la Tierra y al Sol define la silueta que vemos en el cielo. Además, desde la Tierra siempre vemos la misma cara de la Luna porque esta tarda lo mismo en dar una vuelta sobre sí misma que una vuelta alrededor de nuestro planeta. Pero la porción iluminada de esa cara varía.

La Luna en sus diferentes fases. / iStock

Hay cuatro fases claramente diferenciables. La luna nueva sucede cuando la Luna queda entre la Tierra y el Sol y, entonces, la cara visible desde la Tierra no está siendo iluminada por el Sol. Desde la Tierra no vemos Luna en el cielo. Siete días después sucede el cuarto creciente: la cara iluminada se ve en el hemisferio norte como una C y en el sur como una D. Una semana después, la Luna se habrá situado detrás de la Tierra con respecto al Sol, de modo que toda la superficie lunar está iluminada. Entonces, vemos una luna llena en el cielo. Y, una semana después, se alcanza el cuarto menguante, que es cuando se ve la otra mitad de la superficie lunar visible.

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