Michel Mayor, Nobel de Física 2019: «Creo que la vida es común en el Universo»

El astrofísico fue galardonado ayer por el descubrimiento del primer planeta fuera del sistema solar, 51 Pegasi b, en 1995. Hoy, se conocen 4.000, y los exoplanetas han revolucionado nuestra comprensión de la naturaleza.

El Nobel de Física 2019 Michel Mayor, en las instalaciones del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), hoy / Belén Díaz Alonso

A Michel Mayor (Lausana, Suiza, 1942), el premio Nobel de Física de 2019 le ha sorprendido de visita en España. Se encontraba haciendo una pequeña gira de actos con paradas en San Sebastián, Madrid y en el ateneo de Almagro, cuando ayer se enteró de que había recibido el galardón más alto de la ciencia por el descubrimiento del primer planeta fuera del sistema solar, 51 Pegasi b, en 1995, junto a Didier Queloz. Ambos, por cierto, lo compartieron a su vez con el cosmólogo James Peebles.

En un instante, el anuncio del Instituto Karolinska de Estocolmo convirtió a este científico anónimo, retirado de la investigación desde 2007, pero que lleva 50 años dedicado a la ciencia, en una especie de estrella del rock. Al menos por un día. Nadie lo diría por su aire afable pero tímido, o por las sandalias con las que acudió al Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) para hablar sobre vida en exoplanetas y atender a este periódico.

El suizo, uno de los inauguradores de la época en la que la ciencia ha descubierto que casi todas las estrellas de nuestra galaxia tienen planetas, y que puede haber millones de tierras ahí fuera, se ha querido mantener fiel a su agenda, y dedicarse un día más a la divulgación científica. Entre sus logros está el haber puesto a punto la metodología para cazar mundos y haber participado en el hallazgo de alrededor de 300 exoplanetas, aunque reconoce que no lleva la cuenta. En los noventa, la valentía que tanto Queloz como él tuvieron les llevaron a proponer la existencia de un gigantesco mundo gaseoso muy cerca de una estrella a 50 años luz de la Tierra, cuando ningún modelo contemplaba esta opción.

-¿Cómo se siente después de haber recibido el premio?

Para mí es enorme haber recibido este premio. He conseguido bastantes, pero ninguno ha tenido el impacto psicológico del Nobel. Es un reconocimiento inmenso y me hace muy feliz porque para el público general el campo de los exoplanetas es extremadamente importante. Lo discuten todos mis colegas, pero también en todos los medios y revistas; me invitan a dar charlas para niños. Así que creo que el Nobel es una forma de reconocer este interés del público.

-Supongo que ayuda el hecho de que sea un campo fácil de entender, ¿no?

Exacto. Me hace muy feliz ir a charlas públicas y creo que es muy fácil de explicar. En comparación, la ciencia fundamental es casi imposible de transmitir… Además, los exoplanetas responden a una muy vieja pregunta: la del problema de la pluralidad de mundos en el Universo. Así que estoy muy contento de poder haber contribuido.

-Ha dicho que para usted el impacto ha sido enorme, pero, ¿cómo se siente, después de ser premiado tras 50 años de carrera científica?

(Hace una pausa). Comencé mi carrera en un campo muy diferente de la astronomía: trabajaba en la teoría de los brazos espirales de las galaxias. Pero, por diferentes motivos, pasé a trabajar en instrumentos y después en medidas de velocidad radial de las estrellas. Y esta fue la forma de llegar al problema de los planetas extrasolares –los astrónomos miden la velocidad radial de las estrellas, una medida de cómo cabecean a causa del “tirón gravitacional” de sus planetas, al igual que a veces una peonza se balancea cuando gira, y así son capaces de descubrir nuevos exoplanetas. Para ello, miden la velocidad con la que las estrellas se acercan o alejan de la Tierra, a velocidades similares a las de una persona caminando, pero a distancias de decenas de años luz–.

Después de preparar varias generaciones de espectrógrafos, diseñados para medir las velocidades radiales, finalmente llegó un momento, en 1994, en que fuimos capaces de detectar cambios extremadamente pequeños en la velocidad de las estrellas. Y dijimos: «¡Oh!, tenemos una forma de buscar planetas extrasolares».

El impacto que esto tuvo, el interés tan grande que despertó y la ocupación tan intensa que conllevó, hicieron que haya estado trabajando en exoplanetas en los últimos 25 años.

-¿Cuántos ha descubierto o ayudado a descubrir?

No lo sé… Poco a poco se hizo más y más difícil hacerlo, porque había que combinar diferentes instrumentos, pero diría que alrededor de 300.

-¿Recuerda por qué decidió dedicarse a la ciencia?

Me acuerdo perfectamente. Tuve la gran suerte de tener un muy buen profesor de ciencia cuando tenía entre 12 y 16 años. Era un profesor mayor, pero muy entusiasta, con el que era fascinante hacer experimentos. Curiosamente, ahora sería imposible hacer los mismos experimentos. Por ejemplo, una vez usamos cloro, un gas muy tóxico, y tuvimos que salir del edificio para poder hacerlo. Fue fascinante hacer esta química tan directa con un gas tan peligroso.

«Tuve la gran suerte de tener un muy buen profesor de ciencia cuando tenía entre 12 y 16 años»

Desde entonces, estuve muy interesado en la ciencia. Específicamente en la física y en las matemáticas. Finalmente, después del primer año en la universidad, escogí la física teórica.

-Supongo que escogió bien…

(Ríe). Sí. No lo sé. Pero en esa época de mi vida estaba fascinado por la ciencia más abstracta y por eso escogí la física teórica. Comencé el doctorado en ondas de densidad de las galaxias.

-¿Qué nos dicen los exoplanetas sobre nuestro lugar en el Universo?

Creo que para el público general es la pregunta más importante. Actualmente, los astrofísicos están muy interesados en saber cómo se forman los sistemas planetarios, pero lo que la gente quiere saber es si hay vida en otros lugares del Universo.

Por eso existe un lugar como este instituto –el Centro de Astrobiología, donde ha tenido lugar la entrevista–, un sitio fantástico para responder a este tipo de preguntas. Ahora mismo, hay mucha gente trabajando para responderlas.

¿Hay vida? ¿Qué es la vida? ¿Es un «procedimiento» normal en el desarrollo del Universo? Si tenemos ciertas condiciones, ¿la vida emergerá o no? Es muy bueno hacerse estas preguntas.

«¿Hay vida? ¿Qué es la vida? ¿Es un “procedimiento” normal en el desarrollo del Universo?»

-Creo que usted ha presenciado el desarrollo de esta pregunta y sus respuestas. Cuando descubrió el primer exoplaneta todavía no sabíamos que había montones de ellos en todas las estrellas. ¿Cómo ha cambiado la forma como la gente ve el Universo después de saber que es así?

Creo que casi todo el mundo, al menos los astrónomos y los físicos, está realmente convencido de que debería de haber montones de planetas con vida. (Baja la voz). Pero a veces discuto con biólogos y no están tan seguros, debido a la enorme complejidad de la vida. Así que algunas personas no están tan abiertas a aceptar tan amablemente esta posibilidad, un tanto ingenua.

«Debería de haber montones de planetas con vida»

Puedes tener tu propia sensación, pero eso no es ciencia. Así que, si te centras en el aspecto científico, la única forma de responder a la pregunta es mirar.

-¿Y usted qué cree?

Personalmente, creo que la vida es un procedimiento normal en el desarrollo del Universo. Es un fenómeno común, pero no en los detalles. ¿De acuerdo? Porque no creo que la vida de más allá sea similar a nosotros o a las bacterias. La vida podría ser extraordinariamente diversa en cada lugar e incluso tener diferencias fundamentales. Este es parte del gran interés de esta cuestión.

«Esto se discutió hace más de 2.000 años, pero es ahora cuando tenemos las herramientas y la tecnología necesarias para responder a esta pregunta»

Es fascinante pensar que esto se discutió hace más de 2.000 años, pero que es ahora cuando tenemos las herramientas y la tecnología necesarias para responder a esta pregunta. Creo que las generaciones futuras estarán muy centradas en responder a estas grandes cuestiones.

-Eso es precisamante lo que ha premiado este Nobel, ¿no?

Sí, el otro premiado, James Peebles, trabaja en responder a preguntas fundamentales de la cosmología. Hay mucho conocimiento en este campo, pero todavía no hemos encontrado una gran fracción de la materia y la energía del Universo: la materia y la energía oscuras.

-¿Cree que somos afortunados por estar viviendo este momento?

Sí, así es, es un tiempo muy interesante. Ahora no estamos tratando de añadir algún dígito a una teoría, sino responder a preguntas enormes, importantes incluso para los niños.

-No me ha quedado claro lo que piensa. ¿Es la Tierra un planeta único?

No, no, para nada. Hay miles de millones de tierras. En gran parte gracias al telescopio espacial Kepler, hemos hecho estadística y un gran sondeo de la galaxia, y hemos descubierto que casi todas las estrellas tienen planetas en su sistema. Así que digamos que si hay 2.000 millones de estrellas en la Vía Láctea, y concluimos que solo un uno por ciento tiene un buen planeta rocoso, el número es todavía de dos millones de planetas rocosos. Quizás puedes poner algún criterio o límite mas, pero igualmente, el resultado es un número enorme.

«Hemos descubierto que casi todas las estrellas tienen planetas en su sistema»

-¿Vamos a descubrir si hay vida ahí fuera?

Creo que podremos detectar biomarcadores –huellas de vida en las atmósferas de planetas– en unos 20 años, aunque quizás esté completamente equivocado, porque es muy difícil detectar estas pequeñas anomalías en las atmósferas.

-Entonces, ¿qué espera del telescopio espacial James Webb y de la próxima generación de telescopios gigantes terrestres?

¡Harán un montón de cosas! Podrán hacer lo que llamamos espectroscopía de tránsitos, que analiza la luz filtrada por la atmósfera de un planeta cuando pasa delante o detrás de su estrella. Sin embargo, el telescopio James Webb, por diferentes razones, no podrá estudiar los planetas rocosos de tamaño terrestre. Hará muchas cosas, pero tiene un límite.

Personalmente, estoy muy interesado en el enorme telescopio de 39 metros que está siendo desarrollado por el Observatorio Europeo Austral –el Extremely Large Telescope–. La espectroscopía de tránsito necesita muchos fotones, porque la atmósfera de los planetas rocosos es muy pequeñas. Así que veremos qué puede hacer, en los próximos 20 años.

-Lleva 50 años implicado en la ciencia y la investigación. ¿Ha cambiado la curiosidad entre los científicos y los estudiantes?

La curiosidad es la misma, aunque quizás ha cambiado el nivel de la física o de las preguntas discutidas por la gente joven: implican mucha mejor física. A comienzos del siglo lo principal era la astrometría, pero ahora se emplea la Relatividad General y se han desarrollado teorías para, por ejemplo, las atmósferas o el interior de las estrellas.

Lo que ha cambiado por completo es el nivel tecnológico. Cuando empecé, en los setenta, usaba placas fotográficas. Hoy hay laboratorios enormes, con muchos ordenadores, alta tecnología, detectores a -100 grados, etc. Es una etapa completamente diferente de la ciencia.

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