La NASA prepara un experimento que solo puede realizar durante el eclipse de este 14 de octubre

La misión APEP tendrá una oportunidad única para medir la ionósfera del planeta, algo urgente en la era digital.

Una vez que los cohetes alcancen la ionosfera, cada uno desplegará cuatro instrumentos capaces de medir los cambios en la capa. / NASA

El 14 de octubre próximo, el cielo del continente americano experimentará un oscurecimiento abrupto debido al eclipse solar anular. Mientras la mayoría de los observadores dirigirán su mirada al cielo para contemplar el anillo de fuego, algunos científicos de la NASA estarán concentrados en un monitor, siguiendo la trayectoria de tres cohetes. Esta es una oportunidad excepcional para estudiar la ionósfera durante la conjunción entre el Sol y la Luna, y los investigadores de la agencia especial han diseñado una misión para no desaprovechar el evento.

La misión lleva el nombre de APEP, que en inglés significa Perturbaciones Atmosféricas Alrededor de la Trayectoria del Eclipse. La NASA enviará tres cohetes hacia diferente regiones específicas del cielo durante el fenómeno astronómico. Una vez que los cohetes alcancen la ionósfera, cada uno desplegará cuatro instrumentos capaces de medir los cambios eléctricos, magnéticos, de densidad y temperatura de la capa. Estos datos serán las primeras mediciones simultáneas tomadas desde múltiples ubicaciones en la ionósfera durante un eclipse solar.

La ionósfera es un estanque de agua tranquila, el eclipse, un bote con motor que altera todo

La ionósfera se llama así debido a que el componente ultravioleta de la luz solar extrae electrones de los átomos del aire, formando una capa de iones y electrones sobre la Tierra. Estas partículas se encuentran en un estado altamente energético y se mantienen allí debido a la atracción del campo magnético terrestre. A una altitud de 60 kilómetros, el aire literalmente comienza a volverse eléctrico, un factor que, en la industria de las telecomunicaciones, siempre juega un papel importante. Por ejemplo, las ondas de radio viajan y se refractan a través de la ionósfera, lo que les permite alcanzar distancias mucho más largas en comparación con un entorno normal.

Durante un eclipse solar, un pequeño círculo de la atmósfera deja de recibir de manera abrupta radiación solar directa y la ionósfera experimenta fluctuaciones. La zona oscura del eclipse de 2023, conocida como anteumbra, comenzará su recorrido en el oeste de Estados Unidos, pasará por el sur de México, atravesará algunos países de Centroamérica, llegará a Colombia y finalizará su travesía en el este de Brasil. En el resto de los países de América, ubicados en la zona de penumbra, solo se apreciará un eclipse parcial de Sol.

“Si piensas en la ionósfera como un estanque con algunas suaves ondas, el eclipse es como una lancha a motor que de repente atraviesa el agua. Crea una estela inmediatamente debajo y detrás de él y luego el nivel del agua sube momentáneamente a medida que vuelve a entrar”, explicó Aroh Barjatya, profesor de ingeniera física y líder del proyecto APEP.

Barjatya refirió en una entrevista para la NASA que el estudio avanzado de la ionósfera resulta fundamental a medida que la humanidad se vuelve más dependiente de los recursos espaciales. Por ejemplo, los satélites solares envían información a distancias de casi 1.5 millones de kilómetros, y esta información inevitablemente atraviesa la capa de partículas altamente energéticas.

El acrónimo APEP también incluye un juego de palabras. Apep es el nombre de una deidad egipcia representada como una serpiente, enemiga del dios del Sol Ra. Cuando la serpiente luchaba contra Ra y lograba la victoria, se producía un eclipse en el cielo. Los cohetes APEP también serán utilizados en el próximo eclipse total de Sol, pronosticado para el año 2024 en América del Norte.

Wired