La ecoespiritualidad es la nueva forma de relacionarse con la naturaleza

Está extendida en la sociedad y considera a la Tierra como algo sagrado que hay que respetar.

La conexión con la naturaleza es una forma de ecoespiritualidad. / David Marcu / Unsplash

La ecoespiritualidad es la alternativa a la explotación instrumental de la naturaleza, según una investigación. No tiene nada que ver con las religiones, la política o el ecologismo: manifiesta asombro ante la naturaleza, considerada como algo sagrado que hay que respetar, y asume compromisos ciudadanos votando a partidos responsables con el medioambiente.

Una investigación de la Universidad de la Columbia Británica, en Canadá, ha descubierto que la preocupación moral por la naturaleza alumbra lo que denomina la ecoespiritualidad.

Define la ecoespiritualidad como la valoración y experimentación de las cualidades espirituales que están presentes en la naturaleza.

La ecoespiritualidad así entendida enfatiza la conexión con la naturaleza, ya sea en virtud de nuestra dependencia de ella, ya como la conexión que cada persona puede experimentar cuando contempla una puesta de sol, una mariposa o la belleza del mar.

Al mismo tiempo, la ecoespiritualidad atribuye a la naturaleza cualidades antropomórficas que facilitan la evaluación de la naturaleza como una entidad social con la que se puede tener una conexión.

Presente en la sociedad

No se trata de algo meramente abstracto: ya existen a nivel global unas normas jurídicas que reconocen u otorgan a la naturaleza o a determinados ecosistemas la condición de persona jurídica, con el fin de protegerlos y conservarlos, considerando al planeta, ya como un ser viviente, o como un patrimonio que debe ser respetado.

Ambos enfoques, tanto la conexión con la naturaleza como lo que podemos pensar sobre ella, no desembocan necesariamente en una especie de espiritualidad, reconocen los autores de la nueva investigación, pero su principal aportación consiste, precisamente, en haber descubierto que la ecoespiritualidad puede medirse y que está mucho más presente en la sociedad de lo que generalmente podría pensarse.

Asumen que una especie de ecoespiritualidad forma parte de ancestrales tradiciones humanas, y citan como ejemplo las concepciones de indígenas animistas, como la creencia de la tribu amerindia de Norteamérica Kutenai, de que el Espíritu del Oso Grizzly reside en las Montañas Rocosas.

También cita como ejemplo las arboledas consideradas sagradas en algunas tradiciones hindúes, o la experiencia de santidad y renovación espiritual al aire libre invocada por parte de los trascendentalistas estadounidenses que influyeron en el movimiento ambientalista.

Concepciones alternativas

Esta investigación ha profundizado en el estudio de la conexión con la naturaleza que muchas culturas han experimentado a lo largo del tiempo como algo esencialmente espiritual, un campo de conocimiento que hasta ahora había sido poco analizado.

Más concretamente, investigó la relación entre la ecoespiritualidad y la preocupación moral por la naturaleza, considerando que, si la crisis ambiental de nuestro tiempo es en parte consecuencia de nuestra concepción de la naturaleza como un bien instrumental, es cada vez más importante explorar concepciones alternativas que contribuyan a su conservación.

Para investigar esa relación entre la creciente preocupación por la naturaleza y la ecoespiritualidad, los autores de este estudio, del que es primer autor Matthew Billet, desarrollaron y validaron un sistema para medir el índice de ecoespiritualidad presente en la población, bien de manera consciente como inconsciente.

Esta medida de ecoespiritualidad no está comprometida con ninguna tradición cultural o religiosa y su propósito es reflejar el núcleo psicológico que está presente en las personas cuando piensan, razonan y experimentan las cualidades espirituales (no materiales) de la naturaleza.

Cuestionario a 6.000 personas

La medida de ecoespiritualidad se basa en un cuestionario dirigido a 6.000 personas de Canadá, Estados Unidos y Singapur, a las que preguntaron si estaban de acuerdo con ocho afirmaciones como, por ejemplo, “siento una intensa maravilla hacia la naturaleza” o “existe una conexión espiritual entre los seres humanos y el entorno natural”.

Este cuestionario permitió establecer que la ecoespiritualidad está estrechamente relacionada con la espiritualidad, las actitudes proambientales y la identidad ambientalista de las personas, independientemente de su origen o cultura.

También estableció que la ecoespiritualidad no tiene mucho que ver con las creencias religiosas o los comportamientos ecologistas y que no tiene nada que ver (no está prácticamente presente) en las personas consumistas, en sus ideologías políticas o en sus preferencias sobre determinadas opciones políticas ambientales.

Especialmente femenina

Además, la ecoespiritualidad se manifiesta con nitidez en las personas que son por naturaleza amables y sociables, y emerge profundamente relacionada con la identificación como mujer.

Eso significa que la ecoespiritualidad es una manera de ser que está ampliamente presente en la sociedad actual, independientemente de las actitudes o identidades ambientales de las personas, es decir, que no es algo exclusivo ni esencial al ecologismo, por ejemplo.

También que la ecoespiritualidad es más bien algo implícito en la ética que lleva a las personas a asumir que la naturaleza es algo sagrado que debe ser respetado, así como a establecer un código de conducta ético en su relación con la naturaleza.

Este comportamiento ya se refleja en las decisiones que involucran compensaciones entre la naturaleza y la economía (como los bonos de carbono), así como en el compromiso ciudadano de votar a partidos políticos que asumen en sus programas la protección y preservación de la naturaleza.

Referencia

Ecospirituality: The psychology of moral concern for nature. Matthew I. Billet et al. Journal of Environmental Psychology, Volume 87, May 2023, 102001. DOI:https://doi.org/10.1016/j.jenvp.2023.102001

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