Farmacia en la jungla

La selva del Amazonas produce más del 20 por ciento del oxígeno del mundo, un 20 por ciento del agua potable y es el hogar de más de 150.000 especies de plantas ricas en nutrientes beneficiosos, sustancias fitoquímicas y elementos activos.

Una mujer Kichwa cultiva plantas medicinales en su jardín. Sus hojas, cocidas, se pueden usar como analgésico. / Daniela M. Robles Arias

Muchas de estas plantas son la fuente de algunas de las medicinas más ampliamente usadas, con propiedades antioxidantes, antibacterianas y antiinflamatorias, que se usan para tratar la diabetes tipo II o el mal de Alzheimer, entre otras.

Durante siglos, los indígenas de la selva han utilizado muchas de estas plantas con objetivos medicinales y su conocimiento botánico empírico es muy respetado por la comunidad científica. La teoría es que su selección de estas plantas medicinales no es aleatoria. Al contrario, la idea es que la selección está influenciada en parte por la eficacia terapéutica de las plantas y por tanto ciertos grupos de ellas son favorecidas sobre otras.

Para demostrar esta teoría de selección no aleatoria, unos investigadores de la universidad de Florida Atlantic han trabajado con residentes de la comunidad Kichwa, el mayor grupo étnico indígena en el Amazonas ecuatoriano, con una población de 60.000 personas. La región va de Brasil a Venezuela, Colombia, Bolivia y Perú.

El estudio, publicado en la revista Journal of Ethnopharmacology, es el primero en analizar los datos recogidos a nivel de aldea, en vez de a nivel nacional, para garantizar que las estimaciones respecto a las familias de plantas medicinales son consistentes con su disponibilidad local. El estudio tiene en cuenta el sexo, la edad y la exposición a influencias exteriores debido a proyectos de ecoturismo de los entrevistados.

Las comunidades Kichwa con las que se ha trabajado son las de Chichico Rumi y Kamak Maki. Los investigadores identificaron 101 especies medicinales de 54 familias de plantas. Participantes en el estudio afiliados al museo Chichicu Amarun, que funciona solo desde hace un año, identificaron más plantas medicinales que aquellos afiliados al museo Kamak Maki, que funciona desde hace más de 36 años. Además, hallaron de forma curiosa que los hombres en el estudio identificaron ligeramente más plantas medicinales que las mujeres. Los participantes de más de 40 años también nombraron más especies que los más jóvenes, confirmando que el conocimiento tradicional se incrementa con la edad.

Según Daniela M. Robles Arias, una de las autoras del trabajo, se dice habitualmente que las mujeres saben más de plantas medicinales porque cuidan de los jóvenes y porque trabajan más en los campos. Pero el estudio dice lo contrario. Los hombres saben más, y los dos géneros hacen un mayor uso de familias diferentes. Es decir, los dos sexos tienen buenos conocimientos, pero en áreas diferentes.

Se ha visto asimismo que si los habitantes se han visto expuestos durante más tiempo al ecoturismo, es más probable que hayan reemplazado algunos de los remedios tradicionales por los modernos.

El estudio indica que las familias Urticaceae y Solanaceae se usan mucho en el reino holotrópico. La Urticaceae contiene polifenoles con actividad antiinflamatoria, así como ácidos grasos oxigenados que se sabe tienen propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas. Por otro lado la fitoquímica de la Solanaceae es prometedora porque sus especies biosintetizan una amplia variedad de metabolitos secundarios. Otra medicina muy usada es la de la familia Asteraceae, que produce muchos compuestos biológicos que tienen beneficios terapéuticos. En cambio, la menos usada es la familia Orchidaceae.

NCYT