Estas palabras del filósofo Epicteto te ayudarán a no engancharte en discusiones estúpidas e insignificantes

Las palabras de este sabio estoico son un bálsamo para la era de Twitter.

La filosofía estoica parece ser una de las escuelas filosóficas que mayor interés generan en nuestro días, quizás porque la gente busca encontrar una actitud más sana ante el constante influjo de estímulos a los que se ve expuesta y anhela una vida más significativa y armónica y no sólo dedicada a apilar bienes materiales. Uno de los exponentes más notables del estoicismo fue el griego Epicteto, de quien se dice que vivió una vida sencilla y tranquila sin muchas posesiones. Epicteto es famoso por enseñar que las cosas externas que nos suceden están fuera de nuestro control y, por lo tanto, debemos reaccionar de manera tranquila y desapegada. El individuo es responsable de sus actos y de sus reacciones a los sucesos, y es en esto en lo que se debe enfocar. En su Enquiridión, Epicteto escribe:

Cuando cualquier persona te trate mal o hable mal de ti, recuerda que ella hace o dice esto porque cree que es su deber. No le es posible entonces seguir aquello que te parece correcto a ti, sólo lo que le parece correcto a ella. En este mismo sentido, si esta persona se equivoca en su opinión, es ella quien se ve lastimada, pues es ella quien se ha engañado; pues si un hombre supone que una proposición verdadera es falsa, no es la proposición la que es afectada, sino el hombre que se ha engañado sobre ésta. Si procedes sobre esta base de pensamiento, serás más ecuánime en tu temperamento con aquel que te injuria: pues dirás en cada ocasión, así le parece a él.

Hay que hacer unos breves comentarios sobre esto. Es importante tomar las palabras de Epicteto con cierta consideración, es decir, entender que no son una autojustificación para seguir siendo abusado o para permanecer en un estado de pasividad que genera frustración. Se trata de una comprensión filosófica que libera de tomarse las cosas personalmente, al crear cierta distancia reflexiva. Entender que las personas suelen ser ofensivas generalmente por una ignorancia o por condicionamientos que les obligan a actuar de tal forma, y no por un mal u odio intrínseco -ellas mismas son víctimas de sus ideas y de los “programas” socioculturales que se les han inculcado-. La reacción de Epicteto puede leerse también como una práctica de compasión, muy en el espíritu del budismo. Uno no se molesta -al menos, no se queda con resentimiento- con el que lo agrede; más bien, se coloca en sus zapatos y observa cómo esa persona no sabe hacer otra cosa más que lo que hace. Esto, por supuesto, más allá de la posible sensación real de compasión, es una forma de evitar problemas y confrontaciones que la mayoría de las veces son estúpidos, pues como señala Epicteto, la realidad no se ve afectada por una creencia errónea.

Una última especificación merece ser señalada. Sería equivocado aplicar las ideas de Epicteto de tal manera que uno dejara de reaccionar a todo lo que dicen los demás simplemente para evitar todo conflicto, creando de esta forma una burbuja de superioridad en la cual uno deja de cuestionar las propias ideas y lleva a cabo un mecanismo de defensa. Esto es algo que ocurre mucho hoy en día en Internet. Epicteto habla desde la perspectiva de un filósofo que es, antes que nada, capaz de no aferrarse y apegarse a sus propias ideas y creer que él tiene la razón. Los estoicos también aprendieron mucho de Sócrates y de su famosa humildad. Por otro lado, lograr esta actitud tiene el enorme beneficio de liberar espacio mental, justamente para dedicarnos a la reflexión pura de las ideas o la autoexaminación, al no estar dispuestos hacia el otro con rencor, algo que puede consumir toda nuestra atención.

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