El ritmo musical tiene raíces evolutivas muy profundas y está presente en algunos animales

Los motivos musicales de una canción surgen de la disposición temporal de tonos discretos. Estos tonos normalmente tienen pocos valores de duración y se organizan en grupos estructurados para crear patrones métricos.

Registros de la música utilizada en el experimento con ratas. / UPF

“Todos identificamos el ritmo de una canción que conocemos independientemente de si hay cambios en el volumen, el instrumento o la velocidad con que se toca. Esto es así porque el ritmo se organiza a partir de jerarquías métricas fácilmente reconocibles en la música”, explica Alexandre Celma-Miralles, investigador del Centro de Cognición y Cerebro (CBC) (Catalunya, España) y del Centro para la Música en el Cerebro del Departamento de Medicina Clínica de la Universidad de Aarhus (Dinamarca).

En un estudio, publicado el 14 de mayo en la revista Psychonomic Bulletin & Review, los autores exploran las raíces evolutivas de la organización rítmica. La investigación orma parte de un proyecto común con la Fundación Bial sobre las bases biológicas de la música.

Los autores del trabajo son Alexandre Celma-Miralles y Juan Manuel Toro, profesor de investigación ICREA del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (DTIC) y coordinador del Grupo de Investigación Language and Comparative Cognition (LCC) en el CBC de la UPF.

En el presente trabajo se muestra que la capacidad de detectar la estructura rítmica de una canción, mientras se ignoran los cambios en la superficie, también está presente en otras especies animales. Para ello, la parte experimental del trabajo consistió en familiarizar cuarenta roedores de la especie Ratus norvegicus con la segunda mitad de la canción “Cumpleaños Feliz”. Seguidamente, los investigadores presentaron a los sujetos en experimentación dos versiones nuevas de la misma canción y analizaron la respuesta de las ratas a estos cambios.

“En una versión redujimos todas las notas de la canción a una sola nota, pero mantuvimos la estructura rítmica. En la otra versión, cambiamos la estructura rítmica, pero mantuvimos las notas”, afirman los autores del trabajo.

Los investigadores observaron que las ratas identificaron la versión que mantenía el ritmo, pero no la versión que lo cambiaba (independientemente de los cambios en las notas). Esto demuestra que los animales eran sensibles al menos a algunas partes de la estructura rítmica de la melodía y pueden identificar el ritmo de la canción. Los resultados sugieren que los principios de organización rítmica que encontramos en la música pueden encontrarse en otros animales al igual que en humanos y que, por tanto, esta capacidad cognitiva debe tener unas raíces evolutivas muy profundas.

NCYT