El mecanismo químico de la capacidad en aves para “ver” el campo magnético

Los receptores químicos que a las aves les sirven para detectar el campo magnético de la Tierra se hallan probablemente ubicados en sus ojos. Ahora, unos investigadores han estudiado diferentes proteínas en los ojos de pájaros de la especie Taeniopygia guttata y han descubierto que una de ellas presenta una característica sospechosa, no presente en otras proteínas: la proteína Cry4 mantiene un nivel constante a lo largo de todo el día y en diferentes condiciones de iluminación.

Cry4 pertenece a un grupo de proteínas llamadas criptocromos. Normalmente regulan el reloj biológico, pero han sido también consideradas como importantes para el sentido magnético (la capacidad sensorial de percibir el campo magnético). Con este estudio, ahora parece claro qué hace cada uno de los criptocromos de los pájaros.

La conclusión es por tanto que esta proteína específica ayuda a funcionar al sentido magnético, mientras que los demás criptocromos, cuyos niveles en el cuerpo varían en los distintos momentos del día, se ocupan del reloj biológico.

La investigación es obra del equipo de Atticus Pinzón-Rodríguez, de la Universidad de Lund en Suecia.

Bastantes pájaros poseen un sentido equiparable a una brújula magnética. / Foto: Atticus Pinzón-Rodríguez

El año pasado, Pinzón-Rodríguez y sus colegas descubrieron que los pájaros migratorios no son los únicos que navegan usando un sentido magnético que les sirve de brújula; incluso las aves que permanecen todo el año en un mismo territorio, o sea sin migrar en primavera ni en otoño, poseen un sentido magnético de ese tipo y lo utilizan para orientarse en sus vuelos locales.

Aún queda mucho por investigar en este tema. Se desconocen muchos detalles sobre cómo estos y otros animales perciben el campo magnético de la Tierra y se valen de él para orientarse en desplazamientos. Sí es ya evidente que en dicho sentido magnético intervienen reacciones químicas que interactúan con los campos magnéticos.

NCYT