El envejecimiento no es continuo, sino por saltos

A los 34, 60 y 78 años de edad cambian los niveles de las proteínas sanguíneas.

Tony Wyss-Coray, autor principal del estudio que descubrió que los niveles de proteínas en la sangre pueden predecir la edad de una persona. / Norbert von der Groeben. Stanford Medicine.

El envejecimiento se produce en tres momentos clave: a los 34, 60 y 78 años de edad, cuando se alteran repentinamente los niveles de 1.379 proteínas sanguíneas. Estos cambios permiten determinar también la edad de una persona.

El envejecimiento fisiológico no se produce a un ritmo uniforme, sino que atraviesa al menos tres momentos clave relacionados con los niveles de determinadas proteínas en la sangre.

Esos tres momentos clave ocurren de media a los 34, 60 y 78 años: cuando alcanzamos esas edades, 1.379 proteínas transmitidas por la sangre muestran cambios notables en sus niveles.

A lo largo de la vida, los niveles de esas proteínas en la sangre permanecen constantes, pero en torno a esas edades, experimentan cambios repentinos que les llevan a disminuir o a aumentar su presencia en nuestro organismo.

Estos cambios repentinos tienden a agruparse en tres puntos separados en la vida de una persona: edad adulta, edad media tardía y vejez.

Los cambios en los niveles de esas proteínas en la sangre no solo caracterizan, sino que posiblemente causan, el fenómeno del envejecimiento.

Por este motivo, el análisis de las proteínas presentes en la sangre puede determinar también la edad de una persona.
Estos son los principales resultados de una investigación desarrollada en la Universidad de Stanford cuyos resultados se publican en Nature Medicine.

Muestras de más de 4.000 personas

Los investigadores analizaron el plasma sanguíneo de 4.263 personas de entre 18 y 95 años, examinando los niveles de aproximadamente 3.000 proteínas diferentes y descubrieron que 1.379 varían con la edad.

También pudieron establecer que una mezcla de 373 proteínas sanguíneas pueden usarse para predecir con precisión la edad de una persona, con un margen de aproximadamente tres años.

Con una salvedad importante: cuando el cálculo de la edad con este sistema atribuye un tiempo de vida menor a la edad real de una persona, sus niveles de salud son superiores a los que se corresponden con su edad.

La investigación confirma dos cosas: por un lado, que existe una conexión entre el envejecimiento y la sangre. Por otro lado, que los hombres y las mujeres envejecen de manera diferente.

De las 1.379 proteínas que evolucionaron con la edad, 895 (casi dos tercios) fueron significativamente más predictivas para un sexo que para el otro.

Aplicaciones

Esta investigación ayudará a comprender mejor cómo el cuerpo se va degenerando a medida que envejecemos y a diseñar medicamentos específicos para tratar enfermedades relacionadas con la edad.

El hecho de que la edad de una persona se pueda establecer a partir de los niveles de proteínas en la sangre determina la existencia de un reloj fisiológico tiene un potencial de uso médico interesante: por ejemplo, puede detectar el envejecimiento prematuro de una persona.

También servirá para encontrar medicamentos que retrasan el envejecimiento de manera observable (a partir de  la evolución de los niveles de proteínas en la sangre), e incluso para descubrir medicamentos que aceleran el envejecimiento.

De todas formas, cualquier aplicación clínica de la técnica tardará en implementarse entre cinco y 10 años, añade, aunque con una validación adicional podría usarse entes de esas fechas para cosas concretas.

“Hemos sabido durante mucho tiempo que medir ciertas proteínas en la sangre puede brindar información sobre el estado de salud de una persona: lipoproteínas para la salud cardiovascular, por ejemplo”, explica Tony Wyss-Coray, investigador principal, en un comunicado.

“Pero nunca se había apreciado cuántos niveles de proteínas diferentes, aproximadamente un tercio de todos los que observamos, cambian notablemente con el avance de la edad”, concluye.