Descubren un circuito neuronal clave que regula el consumo de alcohol

Los científicos saben desde hace tiempo que una región del cerebro llamada núcleo central de la amígdala juega un papel en el comportamiento en relación con la ingestión de alcohol y con el consumo en general.

McElligott Lab

Menos se sabía sobre qué población concreta de células cerebrales y sus proyecciones hacia otras regiones del cerebro media en esos comportamientos. Unos investigadores de la UNC School of Medicine han descubierto qué neuronas específicas en la región del núcleo central de la amígdala contribuyen a comportamientos gratificantes, y en particular al consumo de alcohol.

La investigación, publicada en la revista Journal of Neuroscience, señala un circuito neurológico específico que cuando se hallaba alterado causó que animales modelo bebieran menos alcohol.

Según Zoe McElligott, el hecho de que estas neuronas promuevan un comportamiento de tipo recompensa, que niveles extremadamente bajos de consumo de alcohol las activen, y que la activación de estas neuronas gobiernen la toma de alcohol en animales que no han bebido antes, sugiere que podrían ser importantes durante la ingesta inicial de alcohol y la sensación de recompensa que ello implica. La esperanza de los científicos es entender la función de este circuito, de modo que se pueda predecir mejor qué ocurre en los cerebros de las personas que pasan de consumir alcohol de forma esporádica a abusar posteriormente de él, así como el desarrollo de trastornos relacionados con el alcohol.

McElligott y sus colegas investigaron si una población de neuronas que expresa un neuropéptido específico (neurotensina o NTS) contribuye a comportamientos de tipo recompensa y al consumo de alcohol. La investigadora estaba especialmente interesada en estas neuronas en el contexto de un consumo inexperto de alcohol, como cuando una persona empieza a beber. Además, las neuronas NTS son una subpoblación de otras neuronas en la región del núcleo central de la amígdala que han estado implicadas en la ansiedad y el miedo.

McElligott utilizó ratones machos, a los que dañaron o cortaron las neuronas NTS, manteniendo otros tipos de neuronas de la región del núcleo central de la amígdala, y comprobaron que eso hacía que los animales consumieran menos alcohol. Esta manipulación no alteró el comportamiento de tipo ansioso, ni tampoco afectó al consumo de otros líquidos, como la sacarina o la quinina amarga, entre otras soluciones.

Los científicos quieren ahora saber si estas células responderán de forma distinta con el paso del tiempo después de que los animales hayan estado consumiendo altas cantidades de alcohol.

NCYT