Descubren 4.000 nuevas galaxias

Los miembros de la Sociedad Astronómica Europea suelen aprovechar la Semana Europea de Astronomía y Ciencia Espacial para mostrar sus últimos proyectos. Pues bien, en la edición de 2018, que se celebra en Liverpool, la presentación del astrofísico David Sobral, de la Universidad de Lancaster, en el Reino Unido, y sus colaboradores, de distintas instituciones, no ha pasado precisamente por alto. 

Este grupo de investigadores ha elaborado uno de los mapas en tres dimensiones del universo primitivo más grandes de los que se han construido hasta la fecha, con datos de dieciséis momentos distintos del cosmos, entre hace 11.000 y 13.000 millones de años. Por sí solo, este trabajo ya resulta suficientemente relevante como para despertar el interés de muchos de sus colegas, pero es que, además, durante su elaboración han descubierto 4.000 antiguas galaxias de las que no se sabía nada, muchas de las cuales habrían evolucionado en estructuras parecidas a la Vía Láctea.

En un comunicado, los científicos explican que, para ello, han utilizado los datos aportados por el telescopio Subaru, en Hawái, y el Isaac Newton, en La Palma. Como la luz de esas antiguas galaxias tarda miles de millones de años en llegar hasta la Tierra, podría decirse que estos instrumentos funcionan como una especie de máquina del tiempo, con la que es posible atisbar la evolución del cosmos en un pasado remoto.

A finales de los años 90, los astrónomos constataron que el universo se expande a una velocidad cada vez mayor, lo que también afecta a la luz procedente de esas galaxias. En esencia, este fenómeno incrementa su longitud de onda y hace que experimente lo que se denomina corrimiento al rojo, al final del espectro electromagnético. Esta circunstancia puede aprovecharse para deducir la distancia a la que se encuentran esos objetos y determinar su antigüedad.

Supercompactas

Sobral y su equipo, que detallan sus hallazgos en un ensayo publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, observaron que esas inéditas galaxias ya existían cuando el universo solo contaba con entre el 7% y el 20% de su actual edad, que se calcula en unos 13.799 millones de años. Por ello, esperan que su estudio arroje algo de luz sobre los mecanismos que intervienen en la formación de estos cuerpos. “En ellas parece que las estrellas se producen en una serie de periodos de gran actividad, en vez de aparecer de una forma relativamente uniforme, como ocurre en la nuestra”, indica Sobral.

Estos astrónomos han averiguado asimismo que parecen contener poblaciones de estrellas jóvenes, más calientes y pobres en metales que las que se aprecian en la mayoría, y que son extraordinariamente compactas. “Su masa se extiende a lo largo de unos 3.000 años luz. La Vía Láctea, por poner un ejemplo, es unas 30 veces mayor. Esto podría explicar algunas de sus peculiares propiedades físicas, que podrían ser comunes en el universo primitivo”, señala la investigara Ana Paulino-Afonso, que también ha participado en esta iniciativa.

Imágenes: ESO / UltraVISTA / TERAPIX / CNRS / INSU / CASU – David Sobral

Muy Interesante