Calefacción y refrigeración en un solo sistema y sin electricidad

Los sistemas de climatización pasiva se limitan a disipar el calor o bien a concentrarlo.

El nuevo sistema de climatización pasiva ofrece calefacción y refrigeración, siendo además su eficiencia muy superior a la típica de esta forma de climatización. La imagen muestra de manera simbólica el concepto. / University at Buffalo

No consumen energía pero tradicionalmente han tenido una eficacia modesta. Más allá de una pared que nos da sombra en verano o del vidrio de una ventana que impide la entrada de aire frío en invierno pero deja pasar el sol, los sistemas de climatización pasiva están registrando bastante actividad investigadora últimamente. Al ahorro económico que conllevan, se le suma el hecho de que su funcionamiento es respetuoso con el medio ambiente.

Ahora, un nuevo estudio en este campo ha desembocado en el diseño de un sistema mejorado que no solo dispone de ambas opciones (calefacción y refrigeración) sino que además cuenta con una eficiencia muy superior a la típica de esta forma de climatización.

El sistema de climatización pasiva diseñado por el equipo internacional de Qiaoqiang Gan, de la Universidad en Buffalo (Universidad Estatal de Nueva York) en Estados Unidos, ha conseguido lo siguiente:

-Disminuir en más de 12 grados centígrados la temperatura en un espacio de prueba en un entorno exterior bajo luz solar directa.

-Disminuir en más de 14 grados centígrados la temperatura del espacio de prueba en un laboratorio, acondicionado para simular la noche.

-Captar al mismo tiempo suficiente energía solar como para calentar agua hasta unos 60 grados centígrados.

Aunque el sistema probado solo tiene 70 centímetros cuadrados, puede ampliarse para cubrir los tejados. Un uso generalizado de un sistema de este tipo ayudaría a reducir la dependencia de la sociedad hacia los combustibles fósiles para la refrigeración y la calefacción. También podría ayudar a las comunidades con acceso limitado a la electricidad.

El sistema consta de lo que son esencialmente dos espejos, hechos de 10 capas extremadamente finas de dióxido de silicio y plata, que se colocan en forma de V.

Estos espejos absorben la luz solar entrante, convirtiendo la energía solar de las ondas en la banda de la luz visible y en la del infrarrojo cercano, en calor. Los espejos también reflejan las ondas del infrarrojo medio desde un “emisor” (una caja vertical situada entre los dos espejos), que luego hace rebotar hacia el cielo el calor que transportan.

Con la configuración adecuada, el sistema permite expulsar el calor hacia el exterior o concentrarlo en el interior.

NCYT