Aumenta el misterio alrededor de los ‘remolinos lunares’

Se trata de una de las cosas más extrañas que pueden verse en la Luna. Marcas brillantes y misteriosas que por sus formas recuerdan a la crema en una taza de café, pero que se extienden a lo largo de decenas de km, más brillantes que el resto, retorciéndose en forma de grandes remolinos protegidos, además, por campos magnéticos.

Los científicos llevan décadas estudiando los remolinos lunares, y se han formulado ya distintas teorías sobre su origen, pero lo cierto es que esas raras formaciones siguen desconcertando a los astrónomos. ¿De qué puede tratarse? ¿Podrían ser una consecuencia no conocida de impactos de meteoritos? ¿O quizá los restos de un antiguo campo magnético lunar? Lo cierto es que no lo sabemos.

Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto de Ciencias Planetarias en Tucson, Arizona, acaba de complicar, si cabe, aún más las cosas al revelar que los remolinos no están solo sobre la superficie lunar, como se pensaba, sino que están relacionados con cambios topográficos profundos. Son, pues, aún más complejos de lo que se creía. Los resultados de esta investigación acaban de publicarse en ‘Geophysical Research Letters’.

Los remolinos lunares varían mucho en formas y tamaños, que van desde unos pocos metros hasta más de 50 km, y han sido encontrados por toda la superficie de la Luna, incluso en el interior de muchos cráteres de impacto.

Bajo la dirección de Deborah Domimngue, los investigadores trataron, una vez más, de resolver el misterio utilizando datos del Lunar Reconnaissance Orbiter, de la NASA, para hacer un modelo preciso de las elevaciones alrededor de dos remolinos concretos, ubicados en un área llamada Mare Ingenii. Según los mapas, las áreas brillantes de los remolinos estaban, como media, de 2 a 4 metros más bajas que las áreas más oscuras tanto dentro como alrededor de los propios remolinos.

La misma zona, explica Domingue, se había analizado antes, «pero nunca con este nivel de resolución espacial. En escalas más grandes, esta correlación no es evidente. Definitivamente, fue una sorpresa».

Debido a que todos los remolinos lunares parecen estar asociados a campos magnéticos, los anteriores intentos de explicación se habían centrado en cómo esos campos ‘protegían’ el suelo de la erosión causada por las partículas procedentes del Sol. «Todavía pensamos que protegerse del viento solar juega un papel importante en la formación de remolinos lunares -explica la investigadora-, pero lo que muestran nuestros análisis es que es posible que no sean lo único que está en juego, y que deben estar ocurriendo otros procesos».

Las diferencias observadas en la elevación, junto a otras medidas del tamaño de los granos del polvo de los remolinos, en efecto, sugieren que esos ‘otros procesos’ están relacionados con la forma en que el propio polvo se mueve por la superficie lunar. Un dato que hasta ahora no se manejaba y que podría ocultar la clave para resolver el misterio

Ahora, Domingue y sus colegas siguen trabajando para extender sus análisis a remolinos de otras regiones de la Luna y averiguar cómo se mueven los granos de polvo lunar de diferentes tamaños. Algo importante, dicen los científicos, no sólo para descubrir cómo se forman los remolinos, sino también para cualquier instalación o futura base permanente en la Luna que quiera evitar verse enterrada por la fina arena lunar.

Europa Directo